Perfumista Mackenzie Reilly

Mackenzie Reilly, una perfumista de espíritu libre, ha tejido su viaje desde las calles vibrantes de Nueva York hasta los campos aromáticos de Francia e Italia, sumergiéndose en el arte cautivador de la perfumería. Desde una edad temprana, Mackenzie fue cautivada por la mágica estela de las fragancias, inspirada por el hechizo glamoroso de su madre que se envolvía en Shalimar antes de salir.

Esta intrépida creadora de fragancias, a sus 28 años, ha trascendido fronteras, viviendo y trabajando en diversos rincones del mundo: desde la elegancia de París hasta la exuberante Italia, la sofisticación de Singapur y los Países Bajos, hasta regresar al crisol de la creatividad en los Estados Unidos.

Mackenzie encontró su camino hacia el fascinante mundo de la perfumería a través de una carrera desafiante, donde la singularidad y el cultivo del propio estilo son esenciales. La magia única otorgada a un perfumista la envolvió, y lo describió apasionadamente: "La perfumería es una forma de arte excepcionalmente abstracta, que les da a los perfumistas mucha libertad creativa, y también es increíblemente íntima, toca los recuerdos y la parte emocional del cerebro".

Antes de sumergirse por completo en el reino de las fragancias, Mackenzie inició su carrera en la editorial de lujo Assouline, una experiencia que marcó su viaje hacia la creatividad olfativa. En 2010, se unió a IFF, donde comenzó como asistente en el Centro Creativo de Nueva York. Su sueño de convertirse en perfumista se hizo realidad en 2013 cuando fue admitida en la Escuela de Perfumería de IFF, considerando a los perfumistas senior de la compañía como sus mentores.

El impulso autodidacta de Mackenzie la lleva a explorar en el laboratorio y en la naturaleza, creando ideas vírgenes que escapan a las tendencias del mercado. Su visión estética se nutre de la simplicidad y abraza el encanto de los productos naturales, destacando ingredientes clave y una paleta única.

Mackenzie Reilly, con su licenciatura en Estudios Internacionales, ha explorado la historia de la perfumería en París y Roma, así como el uso de aromas en tribus africanas. Su amor por los viajes se convierte en una paleta aromática, creando fragancias que encapsulan memorias y experiencias únicas de cada rincón del mundo que ha tocado. Un viaje perfumado que es tanto un homenaje a la magia de la narración como una oda a la artesanía más exquisita con la que uno puede soñar.