Perfumista Jérôme Di Marino

Jérôme di Marino, un artista olfativo de renombre, ha dejado su marca distintiva en el universo de las fragancias, fusionando su creatividad excepcional con habilidades técnicas magistrales. Su trayectoria en la perfumería lo ha llevado a desempeñar un papel destacado en la prestigiosa empresa Mane, un líder global en fragancias y sabores.

Nacido en Niza, cerca de la icónica Grasse, el corazón de la perfumería mundial, di Marino cultivó su fascinación por las artes desde joven, revelando un don natural para el dibujo. A pesar de su inclinación inicial hacia las ciencias, su destino tomó un giro poético cuando descubrió la profesión de perfumista, un llamado que lo cautivó y le inspiró a forjar su camino en la creación de fragancias.

Su viaje comenzó con una pasantía de dos años en Givaudan, donde se sumergió en las complejidades de la perfumería. Luego, una experiencia en el equipo de desarrollo olfativo de Givenchy Parfums consolidó su determinación y estableció vínculos cruciales en la industria. Su camino se iluminó aún más cuando se unió al programa de aprendices de perfumista en Takasago, bajo la tutela del maestro perfumista Francis Kurkdjian, una figura influyente que marcó profundamente su perspectiva creativa.

Las lecciones de Kurkdjian resonaron en di Marino, guiándolo hacia la comprensión de la importancia de mensajes olfativos fuertes y la destreza en fórmulas concisas. Aprendió sobre la resilencia frente a la competencia y la importancia de la comunicación en la era de las redes sociales.

El repertorio de di Marino incluye creaciones notables como Kenzo World Power, Elie Saab Le Parfum en White y Burberry Her Elixir de Parfum. Entre sus logros más destacados figura Mr. Burberry Element, una fragancia elogiada que encapsula sus materias primas preferidas y despliega un contraste intrigante de notas musgosas minerales.

Su colaboración con marcas de renombre, como Burberry, Paco Rabanne y Ted Lapidus, ha consolidado su posición como una fuerza influyente en el panorama de la perfumería. Di Marino abraza la filosofía de que el perfumista es un creador esencial, mereciendo el espacio y el reconocimiento para expresar su singularidad y talento, dejando su firma impresa no solo en el frasco, sino también en la esencia misma de la creación.